Relato de una experiencia. Conceptualizando momentos.
- Debora Galan
- 3 ene 2012
- 4 Min. de lectura

Conocí a Lola hace aproximadamente 8 años. Un día mi mama comienza el secundario de adultos, y empieza a venir a casa con compañeros. Entre ellos estaba Lola, una persona respetuosa, cariñosa, agradecida, con una risa contagiosa. Y si, algo en ella la distinguía de los demás, serían sus comentarios, su forma de dirigirse a los demás, su voz, sus gestos. Nunca se habló del tema, pero estaba implícito, que Lola era diferente. Y ahora pienso, diferente a qué? Comparado con qué? Qué me hace pensar que alguien es diferente a otro, a mí, a mi familia, a la sociedad? Con que parámetros decidimos que somos iguales o diferentes? entonces viene a mi cabeza la palabra rotulo, y diagnóstico.
Pasaron los años, Lola dejo la escuela. Por lo menos yo, no supe más de ella. Un día, la vida nos cruza desde otro lugar, desde otro espacio de intercambio, un centro de día de personas con padecimientos mentales.
Y Lola me conoció, me saludo muy afectuosamente y me pregunto por mi familia. Entonces mis ideas se aclararon, se acomodaron, leer la teoría, escuchar experiencias , y comprobarlo uno mismo: eso es necesario para poder escribir o hablar de un tema. En ciertos temas uno no puede transcribir algo que un autor alguna vez escribió en un contexto diferente con herramientas y atravesamientos distintos.
Yo ya sabía que Lola concurría a ese centro, la había visto en un video, en un curso de acompañamiento terapéutico. Asistí a dos eventos donde este centro de día era anfitrión. Y Lola no participo activamente. En una oportunidad hicieron una obra de teatro, y en otro una murga, en esta última solo asistió y acompaño desde la observación, el aplauso, compartir desde el anonimato.
En el medio de estos dos eventos, fui a maquillar los participantes del centro de día, para que practiquen maquillaje de murga ellos y los acompañantes comunitarios. Ese día fue el del reencuentro con Lola.
Cuando llegue la profesora de teatro me adelantó, no sin presionarme claro, que ´´nunca se habían querido maquillar´´. Se maquillaron todos.



A la distancia, reflexiono, y mucho.
Entonces vuelvo a hacerme varias preguntas ¿qué experimentaron aquellos psiquiatras que afirmaban y afirman que el psicótico no hace lazo?¿hicieron algo para estimular el lazo?¿qué es un lazo?¿y que es un lazo social?
Lo que me puedo contestar es que es un lazo, esta palabra tiene varias acepciones, una de ellas es ´´Unión o relación con una persona o cosa´´, es quizás la que se utilizaría para este tema de vínculos entre personas ´´sanas´´ y personas con padecimientos.
Pero un significado que me llamo la atención y que es también valido, ya que los psicólogos sociales usamos muchas analogías, es ´´Cordel con que se asegura la carga´´. Y esta frase me hace ruido, y me recuerda a lo que me enseñaron mis primeras docentes de acompañamiento terapéutico, ´´como me voy a posicionar frente al acompañado´´. Creo, que para muchos profesionales, eruditos y doctrinarios de la Salud Mental, que aseguran que el psicótico no hace lazo, se paran frente al paciente (usando ´´su´´ terminología) con este posicionamiento. El cordel lo tiene el profesional cómodo, de escritorio, la familia desinformada y la sociedad que discrimina; por otro lado, el peso, es la persona que no tiene nombre ni historia, ya que es psicótico, y es paciente, porque es pasivo, no interviene en el tratamiento, no le dan el lugar.
Entonces reflexionando en todo esto, puedo contestar, luego de haber estudiado psicología social, luego de haber estudiado todo el año acompañamiento terapéutico, y de haber experimentado muchos momentos maravillosos con gente linda que pertenece a las ´´minorías´´; para mí, lazo social es lo que se construye día a día en cada intercambio con un otro, con un colectivero cuando le digo uno con cincuenta, con el kiosquero al que le compro caramelos.
A Lola la encontré en dos espacios sociales, uno de educación, otro terapéutico. Donde no está sola, no es un ente, se ríe con sus compañeros, se emociona, HABLA CON DOBLE SENTIDO!!, abraza a las acompañantes, toma mate. Cuando fui al centro de día, ante la mirada expectante de todos (participantes y acompañantes) con mi llegada, con mi irrumpida a la rutina del taller, voy yo, una extraña a maquillarlos, cosa que nunca quisieron. Y Lola, fue la primera en sentarse, y en dejar que nos conectemos desde lo táctil, desde el arte en ´´su´´ rostro. Si eso no es una unión con el otro, un acercamiento, un LAZO, entonces será otra cosa, pero lo que sea que se dá, es totalmente una conexión, que se construye, o se trabaja en ella, a veces no hay señal, hay interferencia, pero definitivamente, es acercarse por que el otro lo permite, y cuando sucede ese ensamble de personas, lo que surge es una realidad, diferente como ese enlace, construida día a día, pero una realidad donde la salud y la enfermedad se juntan para crear algo distinto a lo esperable, un relacionarse con lo que hay, con lo que se puede, y trabajar ahí, juntos. Y si la teoría dice que no opero la castración, que no hubo identificación con otro, etcétera, habrá que reconstruir ese momento, habrá que servir como modelo, estar con la mirada, la palabra y la escucha, poner el cuerpo, y si, todas herramientas del AT. Herramientas que son utilizadas evidentemente en este centro de día. Por Debora Galan Extracto de monografía ´´Sujeto, Psicosis y Lazo Social´´

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